Todo un acontecimiento. Isabel Sarli cumplirá 54 años en su querida e histórica casona de MartÍnez. Allí precisamente es donde acumuló gran parte de las experiencias más importantes de su vida.
En charla con DiarioShow.com, la Coca recordó aquellos años dorados. Yo vivía con mi mamá en la zona de Palermo. Estábamos en un departamento chico ubicado en las inmediaciones de Santa Fe y Bulrich. Hasta que me instalé con Armando (Bo) en el cine yo había sido secretaria y luego modelo.
Para Isabel era todo un ritual, en ese entonces, cuando volvía del trabajo y al pasar por la ventana me encontraba con el aroma de una exquisita sopa que mi mamá hacía con especial dedicación. Para mí era todo un acontecimiento único que disfrutaba con especial unción. El departamento tenía dormitorio, living y patio y pasamos muy lindos momentos. La casa la compran cuando la figura ya contaba con 5 películas en sociedad con Armando Bo y, por otra parte, también había protagonizado 70 veces siete, la novela de Dalmiro Sáenz, con la dirección de Leopoldo Torre Nilsson, y como compañero de elenco tenía al inolvidable actor español Paco Raval. Justamente Armando Bo había sido el productor de dos filmes fundamentales de Nilsson, La Tigra y Días de odio.
Cerco
Coca evoca que la casona contaba (y aún lo tiene) un gran parquizado, en esos años se disponía de un cerco que luego se transformó en un gran muro. La leyenda cuenta que mamá espantaba a todos los fans con una gran manguera y una importante cantidad de agua. Luego, con el paso de los años, Armando dijo que para evitar este tipo de episodios era necesario contar con el muro y así fue, nos evitó muchos problemas. Isabel jura una y otra vez que salvo las operaciones que fueron, en dos oportunidades, por necesidad y urgencia, nunca pasó por un quirófano por cuestiones estéticas. Lo mío todo siempre ha sido natural. Además siempre me ayudó mucho, para el físico porque en ese entonces no existía para la mujer el gimnasio. Eso sí, practicaba mucha natación.
En México
La actriz comenta que sigo viviendo aquí con Isabelita, que en México ha hecho una importante carrera en publicidad y modelaje, y también nos visita mi otro hijo Martín, que es papá de un hermoso muchacho de 14 años.
El verde y el parquizado siguen siendo para la Coca un cable a tierra impresionante. Pasajes y recuerdos imborrables de su memoria se instalan como paisajes de una naturaleza única en cuanto a los afectos. No vivo con tristeza ni tampoco con nostalgia. Trato de evocar los diferentes pasajes de mi vida con gente que he querido y que ya no está más, con mucha alegría. Eso sí, vivo más en el camino del pasado que en la proyección del futuro. Pero, bueno, esto forma parte de una realidad existencial que inevitablemente tiene que ver con el paso de las horas. El cine de Armando Bo-Isabel Sarli, más allá de las distinciones en nuestro país y en toda latinoamerica, recibió importantes reconocimientos en Italia, Francia, Suecia, Alemania. Además se realizó una valiosa retrospectiva en el Lincoln Center de Nueva York. Anochece y la mansión de Martínez adquiere singularidad de misterio y embeleso. De la misma manera que la Coca Sarli, todo un emblema del erotismo campestre y ritualmente inocente para los tiempos que corren.
