La travesía de River hacia Turín fue una odisea, con un recorrido que incluyó múltiples escalas y duró más de tres días. A pesar de las dificultades, los jugadores y dirigentes del club argentino emprendieron el viaje con determinación, respaldados por el apoyo del gobierno argentino, que facilitó un avión para el traslado de la delegación. El encuentro solidario entre River y Torino no solo fue un acto de generosidad, sino también un tributo emotivo a las víctimas de la tragedia. Los jugadores de River, conscientes del propósito de su viaje, renunciaron a cualquier compensación económica, y la recaudación del partido fue destinada íntegramente a las familias afectadas.
Además del partido en sí, el homenaje se extendió a todo el fútbol argentino, con la suspensión de los encuentros de la fecha siguiente en señal de duelo. River dejó su huella en Turín con una placa conmemorativa, mientras que Torino obsequió a los jugadores argentinos relojes conmemorativos del encuentro.
El partido en sí fue un momento histórico, con un empate 2-2 que reflejó el espíritu de solidaridad y compañerismo entre ambos equipos. La presencia de figuras como Alfredo Di Stéfano en River y Valentino Mazzola en Torino añadió un componente emotivo al encuentro, que quedó grabado en la memoria colectiva de ambos clubes. Hoy, 75 años después de la tragedia de Superga, la conexión entre River y Torino sigue viva, representando un legado de fraternidad y camaradería que trasciende las fronteras del deporte. Los gestos de solidaridad y empatía que surgieron en medio de la tragedia siguen recordándonos la importancia de la unión y la colaboración en momentos difíciles.