La maniobra, afirman, incluyó la participación de una agencia de relaciones públicas y de ex agentes de la CIA. Ellos fueron los encargados de sabotear las candidaturas de los competidores de Qatar en la carrera por ser anfitrión: Estados Unidos y Australia. Además, la investigación desliza que se generó presión desde adentro de los Estados Unidos con voces que cuestionaban la utilización del enorme presupuesto que conlleva armar el evento.
El equipo de candidatura qatarí rechazó determinantemente las acusaciones y afirma que el proceso fue dentro de los parámetros legales de cualquier candidatura.
Por supuesto, si los encargados de investigar la veracidad de estos documentos, concluyen en que Qatar rompió las reglas, existiría una renegociación de la sede.