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El Atlético Echagüe Club despide a Eduardo Bianchini

El ex deportista, colaborador y presidente del AEC entre 1995 y 2003 falleció el pasado fin de semana a la edad de 71 años. Desde la institución se emitió un comunicado en memoria de un dirigente que entregó gran parte de su vida al Negro.
Eduardo Bianchini fue un hombre ligado profundamente al Echagüe.
Foto: Eduardo Bianchini fue un hombre ligado profundamente al Echagüe.
La familia del Atlético Echagüe Club llora la partida Eduardo Bianchini, quien fue deportista, tesorero y presidente del Negro de 1995 a 2003.

Nacido en María Grande en 1946, Bianchini se mudó a Paraná seis años más tarde, e inmediatamente comenzó su vínculo con el AEC, institución con la que demostró un compromiso enorme, al punto de hipotecar sus bienes para colaborar con el club. Además fue parte de la obra más importante que se realizó en Echagüe, la construcción del estadio Luis Butta, y posteriormente, fue gestor junto a Monseñor Estanislao Karlic de las mejoras que se le realizaron por el VI Congreso Misionero Latinoamericano.

El comunicado del AEC por el fallecimiento de Bianchini:

El querido Eduardo:
Eduardo Bianchini nació en María Grande el 23 de agosto de 1946. Era hijo de José Rolando Bianchini y de Hortencia Bellman. Fue el segundo de cuatro hermanos, Soledad, Eduardo, Laura y Hugo. A los seis años la familia se mudó a Paraná y se instalaron en calle Feliciano, entre Pascual Palma y Soler. Al tiempo se mudaron nuevamente a la calle Andrés Pazos, donde sus padres instalaron un mini mercado. Cursó la primaria en la escuela República de Chile y la Escuela Belgrano. Empezó la secundaria en la Escuela de Comercio; a los quince años, al fallecer su padre, muy joven, comenzó a trabajar para ayudar en el hogar y por este motivo se cambió a la Escuela Nocturna Alem.

La camiseta azul y negra se le pegó muy chico porque su abuela, doña Tardelli, vivía en calle Irigoyen 145, junto a la familia Morressi, y en una cuadra donde se respiraba aire echagüense con los Butta, los Piérola, los Erbetta, los Anuch, los Fresoli, los García y más. Cuando al club se ingresaba por la Av. Echagüe.

Al básquet jugó hasta la categoría Infantil con Miguelito Ríos, su primo Bellman, Manuel Demonte Vitale, Lito Toledo y otros, bajo las órdenes de Coco Erbetta y Raúl Casalongue. Después se le complicó con el estudio y el trabajo pero siguió jugando al básquet, fútbol, a la paletilla para divertirse con los amigos, pero siempre acompañando en los partidos a esos grandes jugadores como Luisito Zoff, el Canario Cipriani, la Juana Laurencigh, la Gata Demonte, Chungo Butta, Lito Toledo, el Picho Meglio y otros.

Pasó el tiempo, se casó con Norma García, y tuvieron tres hijas, las tres Marías: Josefina, Hortensia y Paula. Los Bianchini fueron una de las tantas familias que siempre han estado presentes en el club colaborando en todo lo posible para que su querido club siga creciendo.

A los veintitrés años inició su tarea al frente de la administración del Sanatorio La Entrerriana. A los veintiséis ya era el tesorero del club, con Tranquilino Pereyra como presidente. Y luego durante once años más, en la impecable presidencia del recordado Edien Cipriani. En todo ese período tuvo la gran responsabilidad de administrar las finanzas de la construcción de la mayor obra del club, el estadio Luis Butta, y posteriormente de ser el gestor junto a Monseñor Estanislao Karlic de las grandes mejoras al estadio para la realización de VI Congreso Misionero Latinoamericano.

Su alto compromiso para con el club lo llevó a ser presidente en una época muy difícil para el país y por supuesto para el club entre los años 1995 y 2003.

Eduardo, desde su infancia, cuando visitaba a su abuela en calle Irigoyen, no se despegó del club, y ha sido siempre valorado por socios, empleados y la comunidad en general por su inquebrantable compromiso como socio, dirigente y fundamentalmente por su solidaridad y su gran profundidad humana. Y a través suyo, la del Sanatorio La Entrerriana, que durante años abrió sus puertas a cientos de deportistas, socios y empleados que recurrían a ese nosocomio por algún problema de salud. Por supuesto, totalmente gratis.

Querido Eduardo, sin lugar a dudas has sido parte de la historia grande de nuestro club y así te recordaremos siempre. Tu paso por la vida no ha sido en vano, has dejado huellas imborrables que seguramente marcarán el camino de nuevas generaciones echagüenses que han tenido y tendrán en tus valores y principios una clara guía a seguir.

Desde esta Comisión Directiva le damos un gran abrazo a tu familia y a vos simplemente gracias por todo lo que nos diste.

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Atlético Echagüe Club Eduardo Bianchini
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