Grecia, que pretendía alcanzar su tercera fase final seguida después de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, estuvo lejos de inquietar al conjunto croata, que llegaba de un 4 a 1 contundente en el juego de ida.
Croacia pudo anotar antes del descanso con un zurdazo de Ivan Perisic desde fuera del área que pegó en el palo de la valla defendida por Orestis Karmezis y Grecia se mostró con mayor agresividad y orgullo en la parte final, aunque no pudo hacer daño y desvaneció su ilusión mundialista.