Ortega Desio siempre tuvo facilidad para los deportes. Pero fue el tenis su disciplina de cabecera hasta los 16 años, cuando dejó los courts y decidió dedicarse al rugby. ¿Los motivos? Dolores en la espalda por su acelerado crecimiento y una economía ajustada que no se podía adaptar a las necesidades de un tenista amateur.
Jugaba muy bien al tenis, de forma particular y después en el club de mi ciudad. Estuve ranqueado entre los primeros del país. Fue una linda etapa y la abandoné porque en un momento crecí muy de golpe y me trajo problemas de espalda -explica-. Además era muy solitario como deporte y en mi familia no había mucho dinero. Tenía que agarrar mi bolsito a los 12 años y viajar solo por todo el interior del país. Fue algo duro y lo dejé a los quince años y medio".
¿A quiénes admira en el mundo del tenis? ¿Qué clase de jugador era? Así se describe: "Me gustaría tener la cabeza inquebrantable de Nadal, pero no la tengo. Federer es un ejemplo, un señor. Yo era muy buen sacador, con una derecha potente y en la red era muy bueno por la altura (1,93m)".
Cuando colgó la raquetra, Desio tenía que practicar alguno y al final se decidió por el rugby. ¿Por qué? "Mis compañeros de colegio lo practicaban y me insistían al ser alto. De un día para otro decidí dejar todo lo que había construido en el tenis, que era muy bueno, y cambié de repente, sin expectativas, sólo quería divertirme", confiesa.
Nunca sabrá hasta dónde pudo llegar con el tenis. Ahora, espera su gran oportunidad: ser un puma titular en un Mundial.
Fuente: Cancha Llena.