Tras un primer tiempo en el que no mostraron el ritmo y la potencia de los duelos ante los europeos (parcial de 13-11), la Argentina tomó el papel de favorito en el segundo tiempo y aplastó a Arabia Saudita, que acumuló fallos en la definición, faltas y errores defensivos. El partido se quebró a los 12 minutos de la segunda mitad, cuando la albiceleste se puso 22-14, aunque la máxima diferencia se dio a los 23, cuando el equipo dirigido por Eduardo Dady Gallardo llegó a sacar 12 goles de diferencia, lo que se mantuvo en el resultado final.
Con el partido cerrado, Gallardo aprovechó para rotar jugadores de cara a los próximos partidos. Así, sumaron minutos el arquero Fernando García (que una vez más mantuvo el buen nivel de su compañero Matías Schulz), Facundo Cangiani y Pablo Simonet, el menor de la dinastía. Su hermano Sebastián se llevó el premio al MVP del partido, según la organización.
Ahora, los Gladiadores necesitan de un triunfo ante Alemania o Rusia, dos rivales de peso, para lograr la ansiada clasificación a octavos de final, algo que se dio sólo un vez en la historia, en Suecia 2011. Por eso la importancia de este triunfo ante los árabes. Mucho más que un partido. La primera de tres finales y la llama que mantiene viva la ilusión de cumplir con el principal objetivo en suelo qatarí.