Paraná La historia de Chiro

El mono carayá que escapó, no aparece: lo tendrían cautivo y habrían pedido rescate a su dueño

Se desconoce aún dónde está Chiro, el mono carayá que escapó de la casa y andaba por los árboles del barrio. Sí se sabe porqué huyó: se murió su compañera. El dueño del animal afirmó que lo habrían capturado y pedido un rescate.
El jueves a la siesta los Bomberos Voluntarios intentaron, por más de tres horas, convencer a Chiro de que bajara de los árboles en 3 de Febrero. Todos los chicos de la cuadra gritaban, había autos que frenaban para mirarlo; una situación que no se pudo resolver.
Según testimonios recogidos en el lugar donde habitaba Chiro, el mono tenía por compañera a Negra, los dos de la misma raza carayá y llevaban más de cuatro años juntos en una casa de calle Sudamérica. Al parecer, una escalera se cayó encima de ella y la mató los primeros días de esta semana. Él no aguantó la situación y se puso violento, inquieto, mal. En la primera oportunidad que tuvo, buscó la libertad, quiso irse. Desconcertado subió a los árboles y los niños al verlo corrieron y gritaron, hay quienes aseguraron que “la gurisada lo agarró a gomerazos”.
Alguien, en la siesta del jueves, llamó a los Bomberos Voluntarios, pero sus buenas intenciones y la prueba de numerosos métodos no dieron buenos resultados por la movilidad y el susto del animal.
Algunas versiones indican que un grupo de personas lo cazó y que ayer lo tenían encerrado en una casa en las inmediaciones.
Beto afirmó ser el dueño del animal. “Me regalaron los dos de pichones. Cuando se le cayó a ella la escalera, Chiro enloqueció”, señaló a UNO, y mientras contaba estos detalles, otro vecino se acercó y dijo que había golpeado la puerta de una casa cercana, pero nadie lo atendió. “Tenemos el mono, dame 1.000 pesos”, contó Beto que le dijeron aquellos captores y le había pedido a ese amigo que interceda.
Ayer por la mañana, el destino de Chiro era una de las cuestiones que más se hablaban en la calle en toda esa zona de Paraná.
Sobre la tenencia de animales exóticos, desde la Dirección de Recursos Naturales de la Provincia aportaron un dato contundente: “Los animales mascota son el perro y el gato. Después todos los silvestres no están habilitados. Están prohibidos”.
Quien tuvo respuestas fue Avelino Fontana, del Centro de Recuperación de Animales Silvestres. No solo intervino con el objetivo de preservar la salud del animal, sino que además estaba dispuesto a llevar una hembra para alentar a Chiro a bajar de los árboles y ayudarlo con un duelo poco resuelto.
El hombre de 78 años había ofrecido incluso sus instalaciones para poder darle dignidad. Pero cuando amaneció ayer, el mono ya no estaba y en su lugar todo eran conjeturas más o menos ciertas.
Por lo pronto no se sabe qué será del destino del mono, porqué alguien lo tenía en su casa en Paraná, cómo se escapó y si sus supuestos captores lo devolverán sano y libre de cargos y culpas.
El carayá
Según la enciclopedia virtual el mono carayá negro y dorado o también conocido como aullador, es la especie de primate más austral de América del Sur.
Su distribución comprende desde el centro y sur de Brasil, parte de Bolivia, Paraguay y el norte y noreste de Argentina.
Habita en bosques primarios, en galería o cerca de cursos de agua o pantanos. El dorado en su pelaje puede aparecer luego de los tres años, según contó Avelino Fontana.
El compromiso de hacerse cargo y cuidar a los animales
Si hay alguien en Paraná que conoce sobre animales silvestres es Avelino Fontana, y ayer dio una muestra más de su compromiso al caminar entre las calles donde Chiro se había perdido y proponer soluciones.
En su Centro de Recuperación, en Francia 2700, tiene 1.000 animales y 250 especies diferentes. Todas ellas llegaron lastimadas, abandonadas o sin posibilidad de quedar al cuidado de nadie. Este hombre, de 78 años, hace 23 que trabaja en el lugar, no recibe ningún tipo de ayuda oficial –la ha pedido y mucho– y desde hace poco menos de una década logró la habilitación correspondiente.
Con respecto a los animales exóticos dijo: “Es simple. Alguien de la familia llora porque quiere un mono. Lo compran y a los tres meses la familia entera llora porque no sabe qué hacer con él”. Contó que el comercio de animales con estas características es muy grande, más de lo que uno se imagina y que muchas veces está relacionado con otro tipo de intercambio ilegal, ya que el mono o el tucán, por ejemplo, se venden en dólares.
Para Avelino hay muchos proteccionistas que solo lo son de la boca para afuera, pero muy pocos se la juegan y consiguen un lugar como el de él, que logró con los años.
El hombre no caza animales, no los vende ni los compra, les da un lugar, tiempo de adaptación para que se reproduzcan y luego los suelta en ambientes autóctonos y propicios.
En Semana Santa Espera una gran afluencia de público. El Centro está abierto todos los días de 14 a 19 y los fines de semana largos agrega un horario matutino de 10 a 12. Los menores pagan 20 pesos de entrada, los mayores 30 y hay descuentos por grupos de más de 20 personas.
Uno.
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